Hace poco llegué a casa... todos mis planes normales de fin de semana se vieron transtornados por una llamada telefónica: "Romy, tu abuelo está mal, lo hemos internado" y yo, como siempre, pensé que estaba volviendo con mi paranoia de pensar que presiento las cosas y que el sueño constante con el "Ketito" no había sido en vano.
Mi abuelito, papi de mi papi, siempre ha detestado la ciudad... no podía pasar un día entero en Lima, prefería su casita cerquita a la playa, en cuyas tardes y mirando "Las Totoritas" esperaba ansiosa que amanezca de nuevo para regresar a mojar mis pies en sus aguas o que algún primo se le ocurra la genial idea de llevarnos a caminar por las orillas solo iluminados por la luna. Nunca olvido las veces que lo invitamos a pasar navidad con mi Ketita en casa y lo que le rogamos sin conseguir que casi nos obligue a regresarlo a su casa a las 3 de la mañana porque "ya habían terminado las fiestas y él había cumplido con su promesa de pasar con nosotros la medianoche". Recuerdo claramente los 2 sufrientes años que fueron para él, luego de la muerte de mi "Ketita" cuando se puso mal y con engaños nos lo trajimos a vivir a "la horrible ciudad" como él la llamaba, "a las calles sin alma", al "olor a pavimento"... no despejo de la mente esos 2 años cuando mi ex trabajó en casa supuestamente para cuidarlo y cuando yo llegaba del trabajo mi Ketito me decía: "Quién cuida a quién? yo a él o él a mí? hace media hora que lo estoy llamando pero no me escucha, dile que tenga cuidado porque tiene el sueño tan pesado que en cualquier momento se cae de la cama".
Es el típico hombre de antaño, firme con sus decisiones y maravilloso contador de historias, pero frío y distante porque un hombre no se podía permitir debilidades como mostrar sus sentimientos... me río cada vez que traigo a la mente las muchas veces que, intentando romper el hielo que él ponía a su alrededor, lo sorprendía con un abrazo fuerte fuerte y me lo comía a besos, lo que motivaba que me diga: "Chica!! suelta!!!! y me gane el apelativo de "la pegajosa".
A principios de semana cuando escuché que estaba internado, cambié mis planes repentinamente y me fui a verlo... ahora que se me rebela su carita, sus ojitos entrecerrados y su respiración lenta no podía creer que era la misma persona que había visitado hacía 2 semanas... mi viejito se va... se va consumiendo de una manera tan sorprendente que se me desgarra el alma de solo pensarlo.
Hoy apenas llegué a casa quise pensar que seguía a su lado... salí al balcón del departamento y aspiré con mucha fuerza el olor a mar de esta hora mientras divisaba las olas del mar tan distinto al de mi abuelo... llené mis pulmones, mi cerebro, mi alma de la fragancia que me recuerda a él y hasta ahora no puedo parar de llorar.
Mi viejito se me va... y no es solo mi dolor sino el dolor de mi papito, a quien detesto ver sufrir... sentí que me arrancaban las entrañas cuando al lado de mi Ketito le llamé por teléfono a papá porque sabía que mi abuelito quería escuchar su voz...y quería repetirle nuevamente: "Hijo no dejes que me muera sin volverte a ver... yo solo estoy viviendo estos años porque te espero" y ver con sufrimiento que no se lo pudo decir... hoy le tuve pánico a la muerte y a todo el dolor que causa tener estos lazos amorosos que nos hacen tanto daño cuando sabemos que no tendremos cerca a quien amamos. Hoy detesté a la muerte y sentí impotencia de no poder tener a la mano una alternativa para menguar la pena que me invade.
Te quiero Ketito
30 junio, 2006
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1 comentario:
Pues, es poco lo que uno puede decirte. Porque un "lo lamento" a tanta distancia es frío y uno no puede más que ver a través de tus ojos lo que estuvo pasando en ese momento que describes.
Perplejo
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